Seguro que ya sabes que una de las cosas que tienen en común los dispositivos electrónicos de las grandes marcas como smartphones, tabletas o portátiles: casi todos se diseñan y construyen de un modo que los hace imposibles de reparar si no es por un servicio técnico muy especializado. Por suerte, en algunos países como Estados Unidos, con una gran tradición de construir, fabricar y reparar todo tipo de máquinas en el hogar, hasta 17 estados ya están introduciendo leyes que buscan obligar a los fabricantes a crear dispositivos más fáciles de reparar por servicios externos, así como a fabricar piezas de recambio y hacer accesibles los manuales de reparación. Y es que ya sabes qué sucede con smartphones de última generación, en los que muchos elementos van sellados, soldados o pegados sin que haya una razón evidente de diseño y que sólo sirven para hacer que el ciclo de vida sea más corto.
Según explica Engadget, el estado de Washington está también proponiendo una ley que prohibiría, después del 1 de enero de 2019 “diseñar o fabricar productos de electrónica digital de un modo que prevenga el razonable diagnóstico o funciones de reparación por un servicio de reparaciones independiente”.

Fijar la batería con adhesivo no será legal
Esta ley incluiría el hecho de fijar la batería de un modo que la haga difícil o imposible de extraer, algo que como sabes es más que común en los últimos modelos de smartphones de Apple, Samsung, Huawei, LG y demás fabricantes que construyen los teléfonos con las baterías, las pantallas y las carcasas pegadas con adhesivo que hay que calentar para abrir y despues volver a pegar.
Según la información, esta ley está siendo respaldada por representantes demócratas y republicanos. Algunos de estos representantes como Jeff Morris, impulsor de la ley, incluso han mencionado específicamente a Apple como una de las marcas que busca de manera intencionada que sus dispositivos sean difíciles de reparar, lo que acelera “el camino de estos dispositivos a convertirse en desechos”. “Así, estamos intentando mantener la filosofía de nuestro estado que es reciclar, reparar y reutilizar”, ha declarado Morris.
Como es de esperar, asociaciones de empresas de tecnología no quieren oír hablar de leyes que controlen cómo diseñan y fabrican y que además podrían hacerles perder muchos millones de dólares si los usuarios encuentran como alargar la vida útil de sus aparatos. Entre las empresas que se oponen con vehemencia está por supuesto Apple, y las asociaciones argumentan que dar al público información técnica significaría que los criminales tendrían más fácil encontrar vulnerabilidades en la seguridad de los dispositivos, o podría engendrar “peligrosas modificaciones” (quizá se refieren a modificaciones tan “peligrosas” como atreverse a incorporar una conexión minijack en un iPhone 7).
El decreto está todavía en una fase temprana y no hay garantía de que sea aprobado. Además, la fecha de enero de 2019 es demasiado cercana por lo que es probable que su aplicación se retrasase para permitir a los fabricantes adaptar sus diseños. En cualquier caso, sólo el hecho de que tantos estados de EEUU estén planteando estas leyes es importante porque puede llegar a suponer un cambio en la forma de entender la electrónica de consumo. Y es que, a pesar de que han habido intentos de plantear smartphones “sostenibles” como el Puzzlephone, los usuarios siguen viéndose seducidos por los diseños ultradelgados y lujosos de Apple o Samsung… hasta que al cabo de dos años se dan cuenta de que la carcasa está llena de golpes, la batería agotada y el cambio de batería o la reparación ya no salen a cuenta.
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